Los patrones capitalistas parecen haber acordado abiertamente, que nuestras muertes no tienen importancia, porque florecemos de las semillas de la clase trabajadora.
Guardiacárceles fascistas armados y policías asesinos nos mutilan, golpean, matan, hacen que vivamos un infierno.
Millones de nosotros somos forzados a vivir en una fría, húmeda y sucia celda.
Pero nuestro espíritu colectivo jamás podrá ser destruido como simple carne y hueso.
Todos juntos formamos la lucha de clases, entonces, ninguno de nosotros se encuentra solo.
¿Quién nos protege de los protectores? Usualmente escucho este lamento. ¿Quién nos protege de los protectores? No tengo respuesta alguna.
Lucharé contra los monstruos de este mundo hasta que dé mi último suspiro.
Veo una solución para nuestra supervivencia, ¡llevarlos a la muerte!
Pagamos por los crímenes llevados a cabo contra nuestra clase.
Necesitamos la justicia de la gente para ponerlos en su lugar.
Retomar de ellos cada pedacito de dignidad, que ellos han quitado alguna vez, tan sádicamente.
Ojo por ojo, diente por diente es la justa retribución para la gente.
Pago forzado para que todos los días, infligen en nosotros día a día.
Intentan alcanzar el asesinato de nuestras almas; eso es ejecución.
Nos ridiculizan, hacen ganancias de nuestra sangre y sudor, nos encarcelan, nos disparan, matan, se ríen de la miseria y el dolor de la clase trabajadora.
Dando algo mejor de lo que recibimos no tenemos nada que perder, y un mundo para recuperar.
¿Quién nos protege de los protectores? Usualmente escucho este lamento.
¿Quién nos protege de los protectores? No tengo respuesta alguna.
Lucharé contra los monstruos de este mundo hasta que dé mi último suspiro.
Veo sólo una solución para nuestra supervivencia, ¡llevarlos a la muerte!
Preferiría morir a aceptar su codiciosa y enferma comprensión lógica.
¿Por qué su conciencia los tortura, cuando la sangre de nuestra clase se derrama en sus manos?
Me pregunto cómo esos parásitos pueden pasar sus noches en paz,
¿Sienten vergüenza de cualquier cálido toque humano?
El privilegio de poseer capital los ha vuelto personas duras.
Nuestro sufrimiento no parece afectar demasiado sus vidas.
¿Justicia igualitaria para todos?
¡Que mentira, decepción, farsa, no existe tal cosa!
¡Dos tipos de reglas en el juego, pero sólo un juego demente!
¿Quién nos protege de los protectores? Usualmente escucho este lamento.
¿Quién nos protege de los protectores? No tengo respuesta alguna.
Lucharé contra los monstruos de este mundo hasta que dé mi último suspiro.
¡Veo sólo una solución para nuestra supervivencia, llevarlos a la muerte!
Sí, mientras ellos quieran matarme, ¡Lucharé hasta mi último suspiro!
8 de Enero, 1994.
Harold H. Thompson
Harold H. Thompson
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